Jairo Gil, "El Poeta de la Virgen" |
Ángel Mendoza Zabala
Fuente: Panorama 18/11/2013
Conversar con Jairo Gil "El Poeta de la Virgen", es asistir a una clase de historia cotidiana sobre la Maracaibo de los últimos 65 años, la edad que acumula el compositor, gaitero, padre y abuelo que fue bautizado por Ricardo Aguirre, "El Monumental de la Gaita", como "El Poeta de la Virgen".
"Aquí, detrás de la Basílica, quedaba un cerro, que se llamaba el cerro 'La Gaveta'. Yo nací allí, al lado de un taller de anafres y parrillas que se llamaba 'La Ruina', me acuerdo todavía de su dueño, Elías Chaparro", explica sin un ápice de duda, el hombre que en su tertulia intercala versos que improvisa con habilidad pasmosa.
Gil tuvo un comienzo "oculto" en la poesía. "A los 11 o 12 años, no recuerdo bien, tenía un cuadernito con unos versos escritos. Eso, en esa época, para algunos era símbolo de poca masculinidad. Yo lo tenía escondido debajo del colchón, pero mis hermanos lo encontraron y comenzaron a'mamarme gallo', hasta que mi padre lo supo y me alentó a seguir escribiendo".
No se equivocó el hombre que alimentó el pasatiempo de Gil. En 1963, llegó a "Los Sabrosos", un conjunto gaitero hermano del mítico Conjunto Saladillo, en las ligas menores de la gaita. "Comencé con la charrasca, necesitaba ejecutar un instrumento para ingresar a un grupo". Poco a poco demostró su valía, y Ricardo Aguirre se lo lleva a los Cardenales del Éxito, una división de los Cardenales que nació ese año.
No se equivocó el hombre que alimentó el pasatiempo de Gil. En 1963, llegó a "Los Sabrosos", un conjunto gaitero hermano del mítico Conjunto Saladillo, en las ligas menores de la gaita. "Comencé con la charrasca, necesitaba ejecutar un instrumento para ingresar a un grupo". Poco a poco demostró su valía, y Ricardo Aguirre se lo lleva a los Cardenales del Éxito, una división de los Cardenales que nació ese año.
Gil no solo componía gaitas propias, sino que 'arreglaba' las de otros. "En ese tiempo, algunos compositores enviaban solo el estribillo, entonces yo escribía los versos que faltaban, o modificaba los que no gustaban en el grupo".
De esos años, en los que El Saladillo todavía existía, Gil recuerda con precisión matemática las calles, los vecinos, los nombres de las bodegas y los bares. "Lamentablemente Dios no me dio el talento para pintar, pero te puedo describir con exactitud que desde aquí, desde la Basílica, si miramos hacia allá (hacia el lago), estaba la calle Derecha, que llegaba hasta La Ciega, más allá la calle Venezuela, al lado de la Basílica estaba la jefatura civil y al frente una pulpería llamada 'La Carmelera', muy famosa en esos años".
Sigue generando nombres, como un viejo teletipo, todos asociados con la Maracaibo que no existe sino en los recuerdos de los saladilleros que, como Gil, sobrevivieron al barrio que cayó al son de la piqueta de Rafael Caldera desde 1970. "Al frente de la Basílica había una placita pequeña, al lado estaba 'Las quince letras', otra bodega; y la Botica Occidental de Olimpíades Galué, y al frente, el bar de Cerrudo".
El vate particular de la Chiquinquirá ha escrito las únicas tres gaitas que, dedicadas a la Chinita, han sido proclamadas "Gaita del año". En 1981, 'Dos regalos', en la voz de Carmencita Silva y el Conjunto Barrio Obrero de Cabimas, en 1982 repetí con ella en 'Señora de mis pensamientos', y en 1985 con los Cardenales en Virgen Guajira", comenta. Esta última gaita fue grabada por Ricardo Cepeda y Jesús 'Chichilo' Urribarrí.
Es Cepeda precisamente uno de los que Gil cataloga de sus amigos en la gaita, aunque asegura que "son mis amigos todos los que me han grabado un tema. Lula Silva (del Conjunto Barrio Obrero) es mi comadre, Heriberto Molina, José Manuel Soto, Daniel Méndez que es quien más me ha grabado temas, pero son muchos, se me escapan nombres".
Abierta y convencidamente chiquinquireño, dice haber heredado la devoción de su madre, "a quien la Virgen me regresó muchas veces y quien murió clínicamente muchas veces. Incluso, una vez le hicieron la extremaunción y yo le exigí a la Virgen que por todo lo que le había cantado, me la regresara, y te lo juro hermano, que así paso", dice con la familiaridad franca del marabino ancestral.
Eso es Jairo Gil. La definición enciclopédica de ese marabino que se ha ido perdiendo, el que se crió bajo la sombra del matapalo de los Arrieta, ese que Astolfo Romero definió como el que cuando "está gozando un 'puyero', le da su golpe gaitero a la mesa o a la barra", el familiar, el que Cepeda describe como "un ser amoroso que cuando conoce a alguien se lo quiere llevar para su casa para que esté cómodo, a gusto".
Gil se perpetuó en tres hijos (Jairo, Heidy y Hazel) y se ha prolongado en dos nietos, Sebastián y Fabrizio. A él le dedicó un verso, de esos que intercala cada tanto en su conversación cotidiana: "Cuando le cuelgo a mi nieto, las alas para volar; puede un pantano cruzar, sin que se llene de fango. De abuelo me quito el rango, me abrazo y lo abrazo a él, y es como beber la miel, del almíbar de los mangos".
Una vez lo llamaron "Poeta de Carretín", intentando desmeritar la fama que ya se ganaba en las rimas populares, de manera similar a como le pasó a Andrés Eloy Blanco, a quien los críticos buscaron quitarle su título. Esa coincidencia lo acerca más a quien considera el mejor poeta de todos los tiempos. Y hablando del insigne cumanés, explota de nuevo en Gil su regionalismo cortés. "La única mácula que tiene es que no nació en Maracaibo", asegura riéndose.
Sí, Gil se ríe mucho. Asume el apostolado de escribirle gaitas a la Patrona del Zulia con mucha pasión, énfasis y entrega (declama versos en un dos por tres), pero no deja de demostrar alegría por el hecho de estar vivo, de sobrevivir con éxito a una operación a corazón abierto, y de disfrutar un domingo en su casa (en el municipio San Francisco), con sus hijos y nietos.
Allí se explaya. "Oigo en la mañana los mosaicos de la Billo's Caracas Boys, y ya a mediodía paso a las guarachas, admiro mucho a Billo Frómeta, otro grande a quien solo le faltó nacer en Maracaibo y a quien escucho cantando sus canciones". Ve películas, oye tangos, "Panchito Rizet es mi favorito", y conserva la costumbre de componer en la madrugada. "Me levanto como a las 3:30 am cuando tengo algún encargo y yo sé que a las 4:00 ya voy a estar resolviendo los versos", explica. Asume que "el río de inspiración" que lo invade es un regalo de su Chiquinquirá.
"Por tanta veneración, la hermosa Madre del cielo, al llegar en raudo vuelo, diariamente a su región, me pide en cada ocasión que al recibirla en su viaje, le consiga un hospedaje y entrego con emoción, a Ricardo en el panteón también a Astolfo Romero, y finalmente la hospedo dentro de mi corazón", declama allí, en el pórtico de la casa de la Virgen Morena, mirando hacia el espacio que ocupaba El Saladillo que ya no es.
Calcula en más de 300 las gaitas escritas a la Chinita. Tal ha sido su dedicación y su amor a la devoción mariana por la 'China', que en Caracas le compuso una gaita de las muchas que han pasado al imaginario popular de la veneración de la Virgen: Reina Morena.
"Mi corazón es un templo, donde una virgen se adora, mi pecho más la atesora si lejos de ella me encuentro", dice el verso inicial de esa gaita grabada en 1966 por los Cardenales del Éxito en la voz de Ricardo Aguirre.
"Estábamos en Caracas cumpliendo compromisos en 'La Revista de los Jueves' con Alfonso Álvarez Gallardo; en 'El Show de Renny' con Renny Ottolina y en el Hotel Tamanaco. Y el 16 de noviembre, Pedro Suárez firmó un contrato para cantar, al día siguiente 17, en la casa de Luis Vera Gómez, marabino que era viceministro de Interior. Ese día me deprimí. Yo quería estar en Maracaibo, celebrando la víspera del más grande día. Y comencé a escribirla, en el bar del hotel, en una servilleta", recuerda.
Su momento de nostalgia tuvo un final feliz. "Ricardo Aguirre le pidió un adelanto a Pedro Suárez y nos vinimos a Maracaibo, todo era más barato, más fácil. Y ese 18, en la madrugada, a capella, Ricardo Aguirre le cantó 'Reina Morena' a la Chinita al frente de la Basílica. Era 1965 y la grabamos al año siguiente".
Vive de su pensión del Seguro Social (trabajó en el Instituto Nacional de Obras Sanitarias -Inos- y en la Asamblea Legislativa del Estado Zulia), y de la asignación que le otorga la Gobernación del Zulia, en retribución a sus servicios culturales. Una que le asignó la Alcaldía de Maracaibo le fue retirada, "pese a que en el decreto decía que era vitalicia, lo que es una injusticia, una tontería de Bs. 800 que me quitaron a mí y a mucha gente valiosa", se queja.
"Bajo una lluvia de flores se pasea una princesa, y San Juan de Dios le reza cánticos de poesía. Yo la vi que sonreía, placentera y satisfecha, por la gran calle Derecha, a mi pueblo bendecía", continúa el verso de Reina Morena.
Lo que siente al ver a la Chinita en su bajada, lo expresa en otro famoso verso: "Rompo a llorar al ver tu rostro moreno, y de un gran fervor me lleno, (...) me provoca como antojo, lanzarte un verso a tus ojos, y salir a parrandear", regala a la Virgen frente a su morada.
EN MEDIO DE UN GRAN ARRAIGO
ResponderBorrarY DE GAITAS A MORIR
VIAJARIA A MARACAIBO
A CONOCER A JAIRO GIL
ENCONTRARNOS EN LA ERMITA
CERCA DE SAN JUAN DE DIOS
Y CANTARLE A LA CHINITA
HASTA QUE DURE MI VOZ
UN AMIGO, UN GRAN HERMANO,
GRAN POETA SOÑADOR.
ES UN INSIGNE ZULIANO
LLENO DE HUMILDAD Y AMOR
DIOS Y LA CHINITA TE BENDIGAN, POETA...!!!
TITO SANCHEZ MARIN